sábado, 24 de mayo de 2014

La Señora del Candíl (Vivencias con mi abuelo)


LA SEÑORA DEL CANDIL (Virgen de la Luz)

Entre la leyenda y la realidad de los hechos

Acercándose la festividad de la Virgen de la Luz, y como todos los domingos me dirigí hacia la Plaza Mayor, a casa de mis abuelos para acompañar a misa de doce en la Catedral, a mi abuelo Sabino. Al salir del Templo mi buen acompañante me dice: “hoy Josemari nos vamos a Mangana que
Torre de Mangana antigua
te voy a contar unas cosas. Recuérdalo porque es muy interesante”. Dirigimos nuestros pasos hacia la plaza de la Merced y entre las callejuelas divisamos la Torre de Mangana y señalando con la garrota la Torre me dice: “¿Sabías que para subir a lo alto de ella hay 108 escalones y que hay que darle cuerda cada ocho días? No abuelo. Prosiguió hablando y me dijo: ¿Ves las agujas del reloj? Pues cada una es más alta que tu. Para que se puedan ver desde lejos miden, el minutero 1,80 metros y la aguja de las horas 1,65 metros.

Poco a poco llegamos a lo alto de la Plaza de Mangana y mirando hacia el Noroeste, se divisaba todo el valle del Júcar. Señalando el actual barrio de San Antón, me dice: “allí fue encontrado en los años de la reconquista de Cuenca por el Rey Alfonso VIII, una imagen de la Virgen, ¿Quieres saber cómo sucedió? Si Abuelo, ¡Cuenta, cuenta! Nos sentamos en el murillo de la plaza y muy atento seguí su
Panorámica desde la Plaza de Mangana
relato. Era un día soleado, se divisaba toda la ciudad y el río Júcar con todo su esplendor. Cogiendo el pañuelo de su bolsillo, hizo un nudo en cada esquina y me lo colocó en la cabeza, ¡para que no cojas calor en la cabeza, que no llevas boina como yo!  Y comenzó: El rey D. Alfonso cuando llegó a Cuenca, acampó allí abajo – señalando con la garrota – y en su primera noche tuvo un sueño revelador indicándole que en una oquedad junto al río había oculta una imagen de la Virgen. Al amanecer mandó buscar por toda las oquedades rocosas y hallaron la imagen. En memoria del hecho mandó construir una ermita, hoy la iglesia de la Virgen de la Luz, pero no acaban aquí los hechos.

Puerta de Aljaraz 
 actualmente puerta de San Juan
¿Ves esas escaleras que suben desde el Juego de Bolos? Si abuelo, pues esa entrada a la ciudad se llama ahora Puerta de San Juan, en el siglo XII se llamaba Puerta del Aljaraz, por ahí entraron los soldados del Rey. ¿Cómo fue abuelo? Mira Josemari, Cuenca de siempre ha sido rica en rebaños de ovejas y en aquella época más que ahora. Los rebaños se llevaban en régimen comunal y había tres pastores que los cuidaban, entre ellos un pastor cristiano que ocultaba sus creencias por miedo a perder su vida, llamado Martín Alhaja.


Virgen de la Luz en la ribera del río Júcar
Una de las noches que volvía a la ciudad vió una luz que se movía en las orillas por las aguas del Júcar, llamándole la atención, al acercarse comprobó que la luz procedía del candil que sostenía en la mano una bella señora. Quedó sorprendido y como clavado en la tierra. La señora dirigiéndose a él le expresó que era la Virgen y que le traía un mensaje: “tú has de ayudar a los caballeros cristianos a conquistar la ciudad”. Martín no acertaba a dar un paso ni a contestar, ni a pedir explicaciones. La Virgen le dio ánimos y le indicó que ella estaría con él cuando llegara el momento. No pasaron muchos días cuando las tropas del rey Alfonso VIII llegaron a los pies de la ciudad y el día 20 de septiembre de 1177, cuando la patrulla de guardia cristiana divisa unas acémilas (ganado mayor) que estaban entrando en la ciudad, salieron tras de ellas pero llegaron tarde y desde las almenas de las murallas los repelieron. Al retirarse divisaron un rebaño que estaba escondido entre los arbustos y malezas de las orillas del Júcar. Cuando llegan a su altura con las armas en lo alto para hacer frente a los pastores del rebaño descubren a Martín  de rodillas con los brazos en cruz rezando, confesando que era cristiano y que por orden de la Virgen les facilitaría la entrada al recinto amurallado de la ciudad. Conducido ante el Rey, planean el modo de entrar en la ciudad. Martín afirma que por la puerta de Aljaraz, que es por donde normalmente entra, el portero es ciego, para percatarse del número de ovejas que entran, entreabre la puerta y tocando una a una van pasando, si faltara alguna dará parte y seré duramente castigado.


Virgen de la Luz en la ribera de Júcar
La noche del 20 de septiembre de 1177, siendo noche cerrada, sin luna, Martín con su rebaño, como días anteriores, recorre el camino de subida encaminándose hacia la puerta de entrada, dando la consigna del día, el guardián de las llaves de la puerta, abre con las precauciones de siempre. Los moros de la guardia no notan nada extraño. Entre las ovejas se cuelan soldados cristianos cubiertos con las pieles de las ovejas sobre sus espaldas, el ciego palpa y no encontrando nada anormal permite el paso. Apenas pasado el control los soldados sigilosamente pasan a cuchillo a la guardia mora y a los vigilantes de las almenas. A lo largo de la noche se sucedieron combates por las estrechas calles de la ciudad hasta que a las cinco de la mañana el Arráez moro (Caudillo o jefe árabe) rinde la plaza y éste acompañado de los principales de la ciudad bajan hasta el campo de San Francisco donde el Rey Alfonso VIII recibe las llaves de la ciudad.

Después de unos instantes quedamos ambos en silencio y le dije: ¿Abuelo eso es leyenda o realidad? Contestándome: Si nosotros nos limitáramos a la historia y no creyésemos en el milagro, terminaríamos por presentarnos ante el mundo como un pueblo aséptico, amoral (2*) 
Imagen de la Virgen de la Luz
y materialmente incapaz de sentir el triunfo que llueve del cielo. La Virgen de la Luz, con su candilito de plata fue alumbrando el camino de los hombres de Alfonso VIII hasta llegar a las puertas de Cuenca. Lejos está ya del tiempo pero la mano Divina tuvo que ver para entrar en la inexpugnable ciudad de Cuenca. La Virgen morena, por guapa y original; porque ama la fiereza del sol que tuesta las mesetas conquenses; morena, porque ella nos recuerda en su rostro celestial la victoria obtenida sobre los enemigos de lo limpio y puro. Esta Virgen morena quiso iluminar el camino con un candil símbolo del hogar. Sobre el puente nació una Luz. Esa Luz misteriosa que se viste de albores en la noche, noche de sombras y temores, de pasiones y flaquezas. Una luz maravillosa que arde sobre el agua, luz que se mira y se difunde con los juncos del agua y el murmullo incesante, una Luz poderosa que mira desde el Cielo.

Mira Josemarí, esa Virgen es milagrosa, ¿Cuánto de milagrosa abuelo? Te contaré un milagro que hizo la Virgen de la Luz y nos vamos que la Abuela luego nos echa la bronca porque llegamos tarde a casa. ¡Vale abuelo, cuenta!
Rey Fernando III el Santo
En el año 1226 llegó a Cuenca la reina Doña Beatriz de Suabia (1*), princesa alemana, muy bella y hermosa, hija del Emperador Federico, primera mujer del Rey Fernando III el Santo y el más grande de las figuras del siglo XIII, el rey Alfonso X, llamado el Sabio.

Se ha investigado mucho la causa de su venida a Cuenca. Concretamente no se ha podido averiguar, pero se sospecha que fuera una misión diplomática para ayudar al Rey de Aragón Don Jaime I en su guerra contra los moros de Valencia por ser Cuenca el bastión más avanzado del Reino de Castilla. A los pocos días de su estancia en nuestra ciudad a la Reina Doña Beatriz que se encontraba en periodo muy avanzado de embarazo de su hijo el Infante Don Felipe, le sobrevino una fiebre muy alta. La consternación fue general. A toda prisa  fue traído el famoso Pedro de Montpellier, físico de la Corte. El pronóstico fue pesimista. La Reina moriría.
Doña Beatriz de Suabia y Fernando III
Catedral de Burgos
Su hijo Alfonso X nos recuerda tan amargo trance en una de sus Cantigas:

“E porque esto decían,
non era sin razón,
cadáver al seu fillo,
estaba en a sazón.
E havia tan gran fever,
que quen a via enten, decía,
seguramente, desta non escapara.”

Se perdió toda esperanza humana. Sólo en un milagro del cielo estaba la salud de la Reina. Día y noche se hacían rogativas en la reciente creada Catedral. En solemne procesión fue trasladada la Virgen, Patrona de la Ciudad a la Cámara real. La Reina (dice la Crónica General) besó devotamente las manos y los pies de Nuestra Señora de la Luz y… ¡Oh milagro!... comenzó a reanimarse, remitió la fiebre y salvó su vida.

Dicha reina murió en Toro en el año 1235. Su esposo el Rey Fernando III el Santo, premió el celo y amor manifestado por los conquenses a favor de su Reina y el 25 de septiembre de 1229 concedió a la Ciudad de Cuenca el privilegio del sietmo (3*).

Tras la historia iniciamos ambos, abuelo y nieto, nuestro caminar hacia la calle Alfonso VIII, en la puerta de la casa nos esperaba, algo preocupada la abuela Florencia por nuestra tardanza. Dándoles un beso me despedí de ellos hasta otro día. Como niño bajé saltando de gozo pensando en todo lo que mi abuelo me había descubierto que como un pozo de sabiduría iba sacando pozal a pozal.
José María Rodríguez González
Profesor e investigador histórico
22 de mayo de 2014
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(1*)Beatriz de Suabia, fue bautizada con el nombre de Isabel (1205-1235) Noble alemana, reina consorte de Castilla y de León entre los años 1220 y 1235, casada con Fernando III de Castilla. Fue la 4ª hija de Felipe, duque de Suabia y rey de Romanos, y de Irene Ángelo, nacida ésta de Isaac II Ángelo, emperador de Constantinopla.
(2*) Con la palabra amoral se califica a los individuos que aún no poseen sentido de la moralidad, como en el caso de los niños.
(3*) Sietmo, referido a la séptima parte con que se quedaba el Concejo de todo pecho cobrado.


jueves, 15 de mayo de 2014

LOS RAYOS DE SOL, UN AÑO MÁS LLEGAN A LO MÁS PROFUNDO DE LA CATEDRAL DE CUENCA


EL MILAGRO DE LA LUZ EN LA CATEDRAL DE CUENCA

DEL 19 AL 22 DE MAYO DE 2014, A LAS 9:45 HORAS

Hace ocho años que presenté los resultados de la investigación sobre los efectos luminosos  que suceden, a través de un ciclo solar, en la Catedral de Santa María de Cuenca. Para darlo a conocer realizamos una exposición fotográfica en la sala de exposiciones de la CCM, conferencias (Histocuenca II) y una publicación bajo el título “Manto de Luz”. Desde entonces vengo difundiendo, en la medida que puedo y los medios de comunicación me permiten las maravillas que contiene nuestro principal Templo. Intentaré explicar, nuevamente lo más resumido posible, tal maravilloso hecho.

Estos efectos son heredados de las antiguas construcciones egipcias, griegas y romanas. Este ritual de luz está unido a la orientación del templo, estableciéndose una relación de la  fábrica con el Cosmos. En la antigüedad clásica, los templos tenían la puerta de entrada hacia el Este, de forma que al salir el Sol, los rayos de luz iluminaban la estatua del dios que poseía en su interior, como sucede en el templo de Ramsés II, llegando el sol hasta los pies de las estatuas de Ra y Amón en los Equinoccios. Con el cristianismo y tras el Concilio de Nicea (año 325) se estableció que fuera la cabecera la que estuviera orientada a la salida del Sol. De este modo, al amanecer los primeros rayos de Sol entraban a través del ábside, identificando la luz con el mismo Cristo. “Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn. 8, 12). En el cristianismo y en el Solsticio de verano (21 de junio) los rayos del Sol penetrando por el óculo central de la girola llegan su luz hasta la capilla del Transparente, donde hay un agujero que comunica con el Presbiterio, haciendo llevan la luz del Sol, hasta el altar mayor, que es el centro del templo. Hace unos años el altar estaba adosado al retablo, por lo que la luz del Sol formaba un círculo sobre él. Esta orientación Este-Oeste posee otra significación simbólica: La puerta se estableció al Oeste porque es el lugar de menos luz, simbolizando al mundo pagano, el mundo de la oscuridad. Al entrar avanzamos hacia la luz en una progresión sagrada, como recorriendo un camino de salvación, camino que conduce a la Ciudad Divina donde brilla el Sol de Salvación.
Llegada del Sol al Transparente año 2008

¿Por qué en los solsticios? Los solsticios representan el eterno contraste de la luz y la oscuridad de la vida y la muerte y el eterno renacer de la creación, donde nada puede ser destruido, solo transformado en los tres estados naturales, sólido, líquido y gaseoso, es el ave fénix que siempre renace de sus cenizas. Los solsticios representan la armonía cósmica, que permite observar, año tras año, como se cumplen con asombrosa regularidad, de acuerdo a las leyes físicas de su relación con la tierra, prolongando los días o las noches, según sea el Solsticio de verano o invierno, haciendo que la naturaleza cumpla inexorablemente sus ciclos biológicos. Astronómicamente, los solsticios se realizan cuando el sol se encuentra cruzando el Trópico de Cáncer (verano), haciendo que los días sean más largos.

Nuestra Catedral posee una cierta peculiaridad con relación a éste hecho. En el siglo XV, siendo Obispo Lope Barrientos, se acometió una gran obra en la catedral, se realiza la doble girola, quedando tal como la conocemos en la actualidad. Este hecho desplazó el óculo original de la obra lo que ha ocasionado que el MILAGRO DE LA LUZ se dé un mes antes que en los demás templos con las mismas características que el nuestro, siendo del 19 al 22 de mayo sobre las 9:45 horas. Este año de 2014, es lunes, os recomiendo que subáis los que podáis, para ser testigos de tal impresionante acontecimiento.

José María Rodríguez González
Profesor e investigador histórico
Cuenca, 9 de mayo de 2014

martes, 13 de mayo de 2014

LAS FIESTAS DE SAN ISIDRO EN CUENCA


LAS FIESTAS DE SAN ISIDRO EN CUENCA EN EL AÑO 1952

Estos días la Ermita de San Isidro se despierta del letargo y se viste de fiesta para honrar a su Patrón de los campos. La Ermita del Castillo fue erigida en la primera mitad del siglo XVIII, con la desinteresada aportación del ilustre Prelado Excmo. Sr. D. Juan de Lancaster Noroña, Duque de Abrahantes (Abrantes) y D. Isidro de Carbajal y Lancaster, primo del anterior, Inquisidor y Corregidor de esta Ciudad.


Procesión de San Isidro en 1952
San Isidro, según la tradición, fue un mozo de labor. Todas las cosas  las veía como criaturas de Dios. Él mismo se consideraba como un hermano más, como el pajarillo que se posaba en el surco y el buey que trabajaba como él para un señor. Su sencillez le llevaba a no considerar como milagros el que los ríos abrieran sus aguas para que su mujer, María de la Cabeza, le llevara la comida; ni cuando el hijo, amenazado de ahogarse en un pozo, era elevado por las aguas hasta el brocal. El santo debía creer que aquellos favores los concedía Dios a quienes sencillamente se creían criaturas suyas. Este insigne matrimonio llegó a la santidad y también  fue proclamado Patrón de las gentes de campo.
 Ermita de San Isidro.
 Hoz de Júcar
Interior Ermita de San Isidro

Cuenca, el día 15 de mayo, celebra la festividad. En los años cincuenta se organizaba una romería a los montes próximos de la capital en busca de plantas aromáticas que traían a la ermita. Al anochecer, por carretería se organizaba un desfile de carrozas y a última hora de la noche se cantaba el tradicional mayo al Santo Labrador por la rondalla “La Estudiantina”. Desde la Iglesia Parroquial de San Esteban Proto-Martir, se organizaban los siguientes actos: A las nueve de la mañana comenzaba una solemne procesión de San Isidro Labrador y de su santa esposa Santa María de la Cabeza, partiendo de San Esteban recorría las calles de José Cobo, Cervantes, Fermín caballero, a las eras de San Fernando, donde se hacía la bendición de los campos, la ofrenda
Exterior de la Ermita de San Isidro
de flores y frutos ante San Isidro y Santa María de la Cabeza. Regresando al punto de partida por las calles de Fermín Caballero, Ramón y Cajal, 18 de Julio y Aguirre. Seguidamente de la procesión se celebraba una solemne función religiosa con sermón a cargo de Rvdo. Sr. Bonifacio Martínez Montero, cura ecónomo de la parroquia de San Esteban. A las diez y media de la noche se organizaba una gran verbena en la Plaza del Generalísimo (actual Plaza de la Hispanidad), finalmente se quemaba una gran traca.
Santa María de la Cabeza

En la Venerable Hermandad de San Isidro Labrador (Vulgo de Arriba) A las once de la mañana celebraban una gran función religiosa con sermón a cargo del Rvdo. Padre D. Jesús Ramírez. Por la tarde se procesionaba la sagrada imagen de San Isidro, desde su ermita por las calles del Castillo donde se  realizaba la bendición de los campos. Al día siguiente a la festividad, a las siete y media de la mañana se realizaba una misa rezada en sufragio de los hermanos difuntos y bienhechores. A las cinco de la tarde tenía lugar en la casa número 42 de la calle de San Pedro, la junta General de la hermandad, para el nombramiento de cargos, cobranza de títulos y subasta de banzos para el año siguiente.

Durante el recorrido de la procesión se representaba “La entrada de moros y cristianos”, típico combates entre moros y cristianos, disputando la conquista del Santo Labrador, terminando con la victoria de los cristianos y la conversión de los moros. En las laderas del cerro de San Cristóbal se acomodaba la gente para su observación y disfrute del acto. Las celebraciones se alargaban hasta tres días en las que se realizaban competiciones como las de CAVA, participando pueblos de la provincia tan conocidos como:
San Isidro Labrador
Buenache de Alarcón (quedando campeón en 1952), La Parrilla y Carrascosa del Campo. Otro concurso era la “apertura de hoyos”, compitiendo hasta diez pueblos, en el año citado quedó campeón Landete; segundo, Fuente de Pedro Naharro y tercero Buenache. Otro concurso era el de “Corte de leña” en el que participaron seis concursantes quedando campeón: Eliseo Montilla Checa de La Frontera, segundo Feliciano Huerta Turégano de Landete. Los equipos clasificados en primer lugar recibían el premio en metálico de 300 pts., el segundo 200 pts. y el tercero 100 pts., con su respectivo diploma.

En la actualidad los actos se han reducido en gran medida, pero su celebración sigue realizándose, tanto en la Ermita de San Isidro de Abajo como en la de San Isidro de Arriba no faltando el reparto de caridad y la procesión.

José María Rodríguez González

Profesor e investigador histórico

Cuenca, 13 de mayo de 2014

lunes, 5 de mayo de 2014

TRAGEDIA EN LAS CUEVAS DEL PUENTE DE SAN PABLO

Sucedió así y así lo cuento
Murieron aplastadas cuatro personas, tres de una misma familia en el año 1947
Me gustaba subir temprano a casa de mis abuelos por contemplar los amaneceres desde los ventanales del volado de la cocina que daba al barrio de San Martín. El Sol se alzaba por el Cerro del Socorro como bola de fuego iluminando la estancia hasta el balcón de la calle de Alfonso VIII. Mi día preferido, el Viernes Santo, porque a tempranas horas subía corriendo a su casa por ver ascender la procesión y observar la salida del Sol.
Vista desde el interior de una de las cuevas
Una de esas mañanas, mi abuela Florencia, señalando con el dedo la subida del convento de San Pablo me decía: ves “Josemari” esas rocas caídas, pues allí murió una familia gitana hace unos años, se derrumbó la cueva donde vivían y los aplastó, alguno de ellos sigue allí sepultado. Pero que te lo cuente tu abuelo que lo vivió de cerca. ¡Sabino, cuéntaselo a tu nieto! Mi abuelo dejando lo que estaba haciendo, acercó una silla a la ventana y sentándose a mi lado me dijo: esto no es una leyenda, es la verdad de lo ocurrido, una desgracia poco sentida por la gente porque eran gitanos, no por ello debemos obviarlos, pues hemos de tener compasión y respeto, todos somos hijos de Dios.
Rocas desprendidas en el año 1947

Pues bien, el mes de diciembre de 1947 fue muy frio, los primeros días del mes  llovió bastante y luego vino un frío intenso (9,4 grados bajo cero a las 6,15 horas y 12 grados a las 16,25 horas (*1)). Las rocas de la Hoz filtran el agua y al quedar congelada, por las bajas temperaturas, las rocas se resquebrajan ocasionando desprendimientos.

La noche anterior al suceso se despejó de nubes, luciendo en el cielo una Luna llena grandiosa que iluminaba toda la Hoz, dejando todo helado. La mañana del suceso amaneció con un Sol esplendido como hoy, comentó mi abuelo, y los hielos de la noche fueron desapareciendo lentamente, según avanzaba el día. Hasta la tarde, no cruza el Sol el cerro del Socorro, por lo que no empieza a dar su calor en la ladera Oeste de la montaña, donde estaban las cuevas del Puente de San Pablo. Sobre las cinco y media de la tarde y derretido el hielo, un enorme bloque de piedra se desplomó frente al kilómetro uno de la carretera de Palomera. Inmediatamente se tuvo conocimiento de que un número desconocido de personas encontraron la muerte en aquel lugar. El alud de rocas cayó al principio en un solo bloque, según nos dijeron testigos presenciales del hecho, produciendo un enorme estruendo que hizo templar algunas casas de enfrente. Al caer contra el suelo se partió deslizándose grandes trozos, uno de ellos, mayor de cinco toneladas rodó hasta la carretera de Palomera, formando una muralla cortando el paso, la casa de los arbitrios, allí situada fue materialmente aplastada como un terrón de arena. El desprendimiento se llevó consigo una torre de alta tensión dejando sin luz una gran parte de la ciudad, desde la calle del 18 de Julio hasta la estación del ferrocarril. En la noche del lunes toda esa zona permaneció a oscuras, hasta las últimas horas del martes no se pudo reanudar el servicio.
Entrada actual de una de las cuevas

Mi curiosidad infantil me hizo exclamar ¿Qué fue de la familia? Mi abuelo prosiguió relatándonos y mi abuela Florencia y yo escuchábamos con toda atención.

Prosiguió mi abuelo; poco después de ocurrir los hechos se personaron los Gobernadores Civil y Militar, señores Del Valle y Coronel Muñoz; el Alcalde, Sr. Domínguez; el Teniente Coronel de la Guardia Civil, Sr. Miranda; el Comisario de Policía y el del Juzgado de Instrucción. También se trasladó el personal de guardia de la Casa de Socorro, formado por el Doctor Sierra y el practicante Sr. Pinós, para prestar los primeros auxilios. Mi amigo Pinós, según me contó asistió a un niño de 7 años, llamado Manuel Jiménez Mendoza, de una lesión en una pierna y a Manuel Franco y Franco de 27 años, de gran traumatismo en el pie derecho de pronóstico grave, por lo que fue hospitalizado.

Entrada actual de una de las cuevas
Manuel contó que en la cueva estaba su familia cuando sucedió el desprendimiento. Visto lo cual se hicieron los trabajos oportunos para salvar las vidas de los que no hubieran muerto o rescatar los cadáveres de las víctimas.

Para estos trabajos los primeros en acudir fue el ingeniero Sr. Sanz Brunete y el ingeniero Sr. Allúe; el Arquitecto Municipal Sr. Torallas y el Aparejador, Sr. Ruiz. Con personal de Obras Públicas y brigadas de trabajadores del Ayuntamiento, se empezaron inmediatamente los trabajos para abrir paso a través de las rocas desprendidas hasta la cueva sepultada. Toda la tarde y durante la noche del lunes se trabajó ininterrumpidamente con peligro de la vida de los que allí estaban por el constante desprendimiento de pequeños trozos de roca. A las seis de la tarde no había esperanza de hallar alguno con vida. El sacerdote, párroco del Salvador dió la absolución a las víctimas en una sencilla ceremonia que en las circunstancias que rodeaban resultó sorprendente.

Interior de una de las cuevas de unos 29 m de caña
Calixto Calvo Poyatos, encontró una grieta que daba acceso a la cueva y se prestó a entrar para auxiliar a las víctimas. Después de despejar de piedras la oquedad penetró en ella y con una linterna de carborundo, iluminó el siniestro lugar. Al recorrer el interior descubrió dos seres humanos, uno de ellos con toda seguridad mujer. Aseguró que el otro parecía un muchacho, aún respiraba. Ambos yacían bajo enormes piedras.  Según las declaraciones de Calixto, el derrumbamiento no alcanzó al interior de la cueva, sólo de la mitad hacia fuera, quedando tapado el acceso.

A las tres de la madrugada, ya sin esperanza de salvar  a nadie, por haber fallecido el único ser que respiraba, se suspendieron los trabajos para proseguir a las ocho de la mañana.

Toda la mañana del martes, bajo la dirección del Sr. Sanz, siguieron los trabajos hasta abrir por el acceso a la cueva, lo suficientemente amplio para acceder al interior. El espectáculo era dantesco, bajo grandes rocas aparecieron restos humanos terriblemente magullados. La masa ósea era imposible separarla y había que actuar con cuidado para evitar que las rocas rodaran y taponaran el acceso por lo que se descartó el uso de explosivos, desescombrando a mano.
Estado actual de la entrada a una de las tres cuevas existente

A las cuatro y media se personó de nuevo el Juzgado en aquel lugar para ordenar el levantamiento de los cadáveres. Pero hasta las cinco y cuarto no pudo ser extraído el primer cadáver. Era el de una niña de tres o cuatro años, llamada María Franco, junto a ella un perro también muerto.

Un cuarto de hora después fue sacado otro cadáver; era también una niña de unos nueve años, llamada Teresa, hija de un amigo. Por su postura parecía haber sido sorprendida por la muerte cuando estaba sentada.

A las seis en punto se extrajo el cadáver de una mujer de unos treinta años, llamada Francisca, natural de Socuéllamos, esposa de Manuel Franco, natural de Requena, de oficio trapero. Hubo dificultades para liberar su cadáver de las rocas, pues su brazo derecho estaba aprisionado por un enorme bloque de piedra. Bajo él se descubrió el cadáver de una niña de un mes, llamada Piedad, no pudiéndose rescatar por miedo a que se viniera todo abajo, allí sigue sepultada. Por su postura parece ser que la madre quiso cogerla en el momento de la catástrofe pero no llegó a conseguirlo, pereciendo las dos.

Panorámica desde la entrada de las cuevas
Por lo visto, Manuel Franco estaba de pie y al oír los ruidos del desprendimiento de la roca salió a ver qué sucedía. Le dio tiempo a retirarse unos metros, una piedra le rozó en la pierna mientras veía como los suyos desaparecían bajo la montaña que se les vino encima. A Manuel se le amputó la pierna y tras el suceso se intentó abrir una suscripción para proveerle algunos recursos (*2)


Ingeniero Sr. Allúe nos dio su explicación de la causa del derrumbe: “La primera helada fue la causa del desprendimiento de las rocas. El agua que llenaba una gran grieta se heló, con el consiguiente aumento de volumen y esto hizo de cuña expansiva ocasionado el deslizamiento de las rocas”.

Esto fue lo que sucedió según la crónica de los periódicos de la época. Ayer, domingo día 27 de abril de 2014, después de 67 años de los hechos narrados, me personé en el lugar para comprobar el estado en que se encontraba el paraje, pues desde el relato de mi abuelo jamás había estado. Me encontré que las cuevas existen y se puede acceder a ellas por detrás de las grandes rocas que se ven desde la carretera de acceso al Parador de San Pablo, testigo de ello son las fotos que aporto al relato de los hechos. Espero que esta crónica sirva para entender y saber lo acaecido en su momento en este paraje emblemático frente a las Casas Colgadas y el Puente de San Pablo.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico

Cuenca, 4 de mayo de 2014

Notas históricas obtenidas del periódico “Ofensiva” nº 577 de 11 de diciembre de 1947

(*1) Datos facilitados por el Observatorio Meteorológico de esta capital a la “Ofensiva”.

(*2) En la “Ofensiva” del 11 de enero de 1948, un católico pide al Director del periódico que abra una suscripción popular, para que los conquenses  generosos y de buen corazón, ingresen sus donativos para que este hombre pueda rehacer su vida tras perder a su familia.