jueves, 18 de junio de 2015

Solsticios. "Creencias y celebraciones"


Solsticios. Puertas de los dioses y de los hombres

Ante la llegada del Solsticio de verano no puedo dejar pasar la oportunidad que me brinda esta fecha para traer a la luz antiguas creencias griegas sobre los solsticios, nombre con que conocemos en nuestra época los momentos del año en los que la distancia angular del Sol es máxima al ecuador celeste de la Tierra. El día 21 de junio se celebra en el Hemisferio Norte el día más largo del año, comenzando la declinación del tiempo de iluminación solar.

En las creencias helénicas, el día 21 de junio y el 21 de diciembre se abría una puerta de comunicación entre los dos mundos. Al 21 de junio, Solsticio de Verano, correspondía la “Puerta del hombre” y el 21 de diciembre, Solsticio de Invierno, se identificaba como el día en que se abría “La Puerta de los dioses”. En estos días hadas y deidades andan o andaban sueltos por los campos y los hombres daban gracias a los dioses por la fecundidad de la tierra y de sus mujeres. En estos días fluyen las leyendas en las que la aparición de espíritus y desaparición de personas es patente al igual que la atribución de propiedades medicinales a las hierbas recogidas en las vísperas nocturnas.  

Para celebrar este acontecimiento, se hacían fogatas en las cimas de las montañas y en los valles, se llevaban a cabo ritos de fuego en las vísperas para simbolizar el poder del Sol y ayudarle a renovar su energía saltando alrededor de las hogueras, así como forma de purificación y protección de los influjos demoniacos y asegurarse el rendimiento del Sol en sus campos.

Con la venida del cristianismo aparece la noche de San Juan, día en que se abren las puertas mencionadas del “otro lado del espejo” y se permite la comunicación con el mundo de ultratumba.

Hoy me pregunto ¿por qué se eligió la festividad de San Juan Bautista? El Evangelio de San Lucas nos narra que al día siguiente de la Anunciación, María va a visitar a su prima Isabel estando embaraza de tres meses, echando cuentas descubrimos que desde hoy en seis meses estaremos celebrando la llegada a este mundo del Redentor. El nacimiento de San Juan es señalado el 24 de junio, heredando los ritos y tradiciones del Solsticio de verano a raíz de los relatos Bíblicos. Zacarías, padre de San Juan recupera el habla y la tradición religiosa dice que se encendieron hogueras para anunciar a los parientes y amigos la noticia, el cristianismo por estos hechos convirtió la noche de San Juan en una noche santa y sagrada, creándose un aurea mágica sobre esta noche.

Estas creencias fueron trasladadas a la arquitectura desde los egipcios. Los templos solares estaban orientados de manera que el día más largo del año, un rayo de sol atravesaba un pasadizo que comunicaba con el interior del santuario. En las catedrales góticas ocurre algo parecido. En la Catedral de Cuenca, al alinearse el Sol con el óculo central de la girola, llegaba la luz al Transparente y a través de su orificio penetraba el Sol hasta el altar de celebración adosado al retablo. Esto ocurrió hasta el siglo XV que se modificó toda la estructura de la girola desplazando el óculo por donde entraba el Sol. Este fenómeno se da en la actualidad del 19 al 22 de mayo. No ocurre lo mismo con la fachada principal ya que Lampérez, buen conocedor de la mitología en los templos lo tuvo en cuenta. El Sol se orienta con el rosetón el día 21 de junio, sobre las siete menos cuarto de la tarde, llegando a penetrar sus rayos hasta el Presbiterio durando pocos minutos. La cantidad de luz que incide en el interior de la nave central es tan densa que te ves trasportado a un mundo de luz y misterio.

José María Rodríguez González

19 de junio de 2015

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