viernes, 4 de noviembre de 2016

¡Vales un potosí!

El Potosí y Amador Cabrera

¡Vales un potosí! Una expresión española que viene a expresar el valor o la estimación que se tiene hacia una persona. Pero, ¿de donde partió esta frase? Se originó de las fabulosas riquezas de oro y plata de las minas del Potosí en el Alto Perú, hoy en día perteneciente a Bolivia.

Valle del Potosí - Bolivia
Estas minas fueron descubiertas por el conquense Amador de Cabrera, que nació en Cuenca, pariente de los marqueses de Moya. A mediados del siglo XVI viajó a América en la escolta del virrey Don Andrés Hurtado de Mendoza y se le considera el descubridor de las minas de azoque de Huancavelica. Según una tradición local, tal descubrimiento lo habría hecho gracias a la información que le proporcionó un indígena para agradecerle que no hubiera castigado a su hijo tras perderle éste el sombrero durante una procesión, sin embargo, los documentos del Archivo de Indias indican más bien que quien conoció en primer lugar la existencia de las vetas fue Juan Tunsvilca, un cacique de los indios angaraes, aunque Cabrera se apresuró a denunciar el hallazgo como suyo. Él mismo se encargó de poner las minas en explotación, lo que facilitó la obtención posterior de grande cantidades de plata mediante la aplicación del sistema amalgamación.

En el  año 1544, en el valle los españoles fundaron la población de Potosí donde habitaban. En el cerro de San Pedro habitaron algunas familias españolas como el cura, el teniente de justicia junto a personas de diversas tribus, esta comunidad poseía sus propios gobernantes y cofradías. Se construyeron dos iglesias que fueron atendidas por los franciscanos y luego por los agustinos.

La producción de las minas en los primeros años hizo que gentes de todos los oficios de la minería llegaran al lugar, así como mercaderes que al poco tiempo regresaron a España enriquecidos.  Las riquezas del Nuevo Mundo eran, sobre todo el oro, la plata, el cobre y el estaño y la gran mayoría se encontraban en las minas de Potosí.

Se cuñó moneda en el mismo lugar a la que se le denominó potosí, moneda de mucho valor en la época colonial, llegando a ser su circulación de carácter universal, siendo posible el intercambio con las demás monedas de acuerdo a la equivalencia o su valor. Un potosí podía equivaler a un franco francés o a una libra esterlina.

La población que permitió acuñar la frase para la posteridad en el siglo XVI y que ha llegado hasta nuestra época es ahora una de las más pobres de América.

Cuenca, 4 de noviembre de 2016


José María Rodríguez González.

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