domingo, 30 de abril de 2017

1 de Mayo, día del trabajo


San José obrero, las Quinientas y Don Constan

El día uno de mayo celebramos el día del trabajo y al mismo tiempo la festividad de San José. El barrio conquense llamado: “Poblado Obispo Laplana”, conocido popularmente con el nombre de “Las Quinientas” festeja su festividad. El titular de su iglesia es San José Obrero. Este barrio conquense, al que he estado muchos años vinculado, fue un proyecto municipal aprobado el 28 de diciembre de 1956 por el que se aprobaba la construcción de 500 viviendas de tipo social. El Boletín Oficial del Estado publicó subasta de adjudicación el 27 de marzo de 1957 siendo otorgada al constructor Rodolfo Segarra, de la empresa Obras y Construcciones Segarra. El arquitecto director de la obra fue D. Francisco León Meler y el aparejador D. José Luis Ruiz.


El primer párroco fue D. Domingo Muelas y lo sustituyó D. Constantino Carrasco García, conocido por sus feligreses por D. Constan. Llevaba más de cuarenta años como titular de la parroquia cuando falleció, el 6 de agosto de 2015. Ha sido una persona entrañable y servicial durante los muchos años que ha venido ejerciendo como párroco de esta parroquia, al que gratamente dedico este artículo. No había día, ni momento en que me viera, que no preguntara ¿Cómo está tu madre?
Era una persona que se involucraba con las necesidades de sus parroquianos, tanto económicas como familiares, gestionando ayudas de alimentos que destinaba a los más necesitados y si no tenía que dar, él mismo se acercaba a la tienda a comprar alimentos con su propio dinero. Persona digna de ser tenida en cuenta en esta festividad, pues era el “San José” de “Las Quinientas”, es por ello que bien merece unas palabras, de agradecimiento por su dedicación a esta parroquia durante tantos años.
Anteriormente a la festividad de “San José Obrero” se celebraba la festividad de la “Solemnidad de San José” y es la misma que hasta 1911 se celebraba el tercer domingo después de Pascua, con el título de “Patrocinio de San José”.

El Papa Pío XII, el día 1 de mayo del año 1955, instituyó la fiesta de San José Obrero. Con ella se quiso apostar por el entendimiento y la comprensión en el complejo mundo del trabajo. Nada mejor que San José, que en esta vida no lo tuvo nada fácil, para poner bajo su amparo el complicado mundo del trabajador. San José supo lo que era emigrar a otro país, pues tuvo que irse a Egipto; conoció el cansancio del cuerpo por su esfuerzo; sacó adelante su responsabilidad familiar, es decir, vivió como vive otro trabajador y es de esperar que tuviera las mismas dificultades laborales  que tenemos nosotros.

Fue en la época de la industrialización, en el siglo XIX, cuando toma cuerpo la fiesta del trabajo. Los hechos se remontan a finales del siglo XIX en Chicago, cuando miles de emigrantes llegaban en ferrocarril llenando sus calles, gente sin ocupación que llegaron a formar villas humanas que albergaban a miles de trabajadores desocupados venidos de todo el mundo.

En 1968, el presidente Andrew Johnson promulgó la llamada “Ley Ingersoll”, establecimientos la jornada de ocho horas. Al poco tiempo, diecinueve estados sancionaron leyes con jornadas máximas de ocho y diez horas, aunque con cláusulas que permitían aumentar las horas de trabajo entre 14 y 18 horas.

Para que hubiera trabajo para todos los trabajares exigían una jornada de ocho horas en todos los estados. En 1 de mayo de 1886, iniciaron una huelga los trabajadores. Las movilizaciones siguieron dos días más. La única fábrica que trabajó fue la McCormick con trabajadores esquiroles. El día 2, la policía disolvió violentamente una manifestación de más de 50 mil personas y el día 3 se celebró una manifestación a las puertas de la mencionada fábrica. Al sonar las sirenas de aviso de salida de los trabajadores, los concentrados se lanzaron sobre los scabs, comenzando una pelea campal. La policía sin aviso previo procedió a disparar a quemarropa sobre la gente produciendo 6 muertos y centenares de heridos.


A finales de mayo de 1886 varios sectores patronales accedieron a otorgar la jornada de 8 horas. El éxito fue tal que la Federación de Gremios y Uniones Organizadas expresó su júbilo con estas palabras: “Jamás en la historia de este país ha habido un levantamiento tan general entre las masas industriales. El deseo de una disminución de la jornada de trabajo ha impulsado a millones de trabajadores a afiliarse a las organizaciones existentes, cuando hasta ahora habían permanecido indiferentes a la agitación sindical”.

En la actualidad, muchos países rememoran el 1 de Mayo como el origen del movimiento obrero moderno, teniendo un carácter festivo oficial, por ello muchas asociaciones continúan celebrando manifestaciones reivindicando mejoras laborales.

Cuenca, 1 de mayo de 2017

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico



miércoles, 19 de abril de 2017

Un libro puede cambiar tu vida. Día internacional del libro

Libros, caminos y días dan al hombre sabiduría”.


Recuerdo algunos libros con cierto cariño que de alguna manera influyeron en mí, haciéndome despertar el interés por la lectura en mis años jóvenes, el primero fue “La Madre”, de Pearl S. Buck, su contenido constituye un puente entre nuestro mundo y el país asiático en un marco histórico de la década de 1930, y el otro fue el de los “Tres  mosqueteros”, de Alexandre Dumas, libro ambientado en el reinado de Luis XIII de Francia, como todos sabéis narra las aventuras del joven Dartañán en su intento en convertirse en mosquetero del rey, libro que leí de un tirón.

Es alarmante cuando oyes y lees en los medios de comunicación que el 39% de los españoles no leyeron nunca un libro, cifras del año 2015. El Día Internacional del Libro nos conciencia en esta asignatura pendiente que tenemos. Desde el año 1995, promovido por la UNESCO, se viene celebrando el día de la lectura. El 23 de abril de 1996 se inició en varios países y en 2008 la alcanzó la celebración a la mayoría de los países del mundo.

Como investigador no puedo pasar por alto explicar la elección del 23 de abril como el “Día Internacional del Libro”. El rey Alfonso XIII firmó el 6 de febrero de 1926 un Real Decreto por el que se creaba oficialmente la Feria del Libro Español coincidiendo con el nacimiento de Cervantes, pensándose que había nacido el 7 octubre, por lo que se estableció ese día como el más idóneo para dicha celebración.
Como siempre hay alguien que se le ocurre la idea, y este fue el escritor valenciano Vicente Clavel Andrés, quien propuso a la Cámara Oficial del Libro de Barcelona, esta fecha del nacimiento de Cervantes, aprobándose su celebración en marzo de 1925, coincidiendo el primer año con la Exposición del Libro Español de Buenos Aires.

En el año 1930, se instauro la fecha el 23 de abril, enraizando rápidamente por todo el territorio nacional, pero en la zona de Cataluña fue diluyéndose poco a poco al coincidir la festividad con la “Diada de Sant Jordi” (Día de San Jorge), haciéndose tradicionalmente en Cataluña, el intercambio de regalos de una rosa y un libro entre las parejas y personas queridas.

En el año de 1995 la Conferencia General de la UNESCO decide aprobar su celebración el 23 de abril para rendir un homenaje universal a los autores y a los libros al pensar que en esa fecha exacta se daba la coincidencia del fallecimiento de tres grandes personajes de la literatura: Cervantes, Shakespeare  y Garcilaso de la Vega.

El tomar el 23 de abril como fecha exacta del fallecimiento de los tres personajes es un error que se ha venido cometiendo desde el día de su instauración. Si tomamos a Miguel de Cervantes Saavedra, como primer nombrado, no murió un 23 de abril, sino el día 22 de abril. Figuró la fecha del 23 durante muchos años debido a que por aquella época de 1616 era costumbre consignar como fecha de fallecimiento la del entierro, figurando así en el “libro de difuntos”, del archivo parroquial de la Iglesia de San Sebastián de la calle Atocha de Madrid, en el libro 4º folio 270.

Con relación a William Shakespeare, el error parte del calendario juliano. En 1616 regía este calendario en Inglaterra; si tuviéramos que cuadrarlo en nuestro calendario actual, que es el calendario gregoriano, nos encontramos con que Shakespeare habría fallecido once días más tarde, por lo que estaríamos hablando del 3 de mayo.

Si hablamos de Garcilaso de la Vega, son muchos los historiadores, investigadores y expertos que no se ponen de acuerdo con la fecha exacta de su fallecimiento que se toma como el 23 de abril de 1616. Hay inscripciones en la que aparece el 22 de abril y en otras el 23 e incluso el 24 por lo que es difícil el constatar cual de los tres días fue el del fallecimiento, posiblemente pueda ocurrir lo que nos pasa con la muerte de Cervantes que fallece un día y es enterrado en otro.

Esto se puede tomar como anecdótico, lo importante es el tener un día de celebración donde se recuerde la necesidad de leer. En muchísimas ocasiones hemos sido y seguiremos siendo testigos de que un libro ha hecho la fortuna de un hombre o que ha cambiado su vida. Un libro es un amigo que te espera pacientemente, que te descubre mundos sin necesidad de moverte de casa, que te abre puertas al conocimiento infinito.

Terminaré con un proverbio árabe que decía: “Libros, caminos y días dan al hombre sabiduría”.
Feliz día del libro.

Cuenca, 23 de abril de 2017


José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico

domingo, 16 de abril de 2017

Mi agradecimiento a Miguel Romero, Miguel Ángel Albares y Raquel Carrascosa

El periódico de la Tribuna del fin de semana de 8 y 9 de abril de 2017 en la crónica semanal que hace Miguel Romero, me fue grato el leer su comentario sobre la conferencia que impartí en la Sala Capitular de la Catedral, el día 3 a las 18:30 horas con motivo de los Lunes  Culturales de la Catedral.
Siempre es bueno contar con gente que apoya tu trabajo como Miguel Ángel Albares y Miguel Romero. A ambos mi más sincero agradecimiento y por su apoyo incondicional a mis investigaciones.

También me gustaría expresar mi agradecimiento al Aula Poética de Cuenca, en la persona de Raquel Carrascosa, por cederme su espacio para impartir la primera de las dos conferencias sobre los ángeles del falso triforio, bajo el título: "Dos reinas para una catedral". La tarde del 16 de marzo en al Biblioteca "Fermín Caballero".
Ampliando mi agradecimiento a todos los miembros del Aula Poética por su humanidad y apoyo, en especial a Lira por su detalle del cuaderno con la portada de la Luna. Felicidades Lira por la magnifica exposición de tus obras en Aguirre, fue un placer contemplar la belleza de la naturaleza vista a través de tus ojos.




Cuenca, 16 de abril de 2017
José María Rodríguez González

sábado, 15 de abril de 2017

El fuego Sagrado del cirio Pascual

El fuego nuevo, símbolo de la resurrección, era recibido con veneración por nuestros antepasados. 


Poco a poco la Semana Grande de Cuenca, su Semana Santa va trascurriendo. Las procesiones han recorrido nuestras calles, representando la Pasión de Cristo, en el particular Gólgota de la ciudad. Días para unos de divertimiento y expansión y para otros días de reflexión y arrepentimiento de sus faltas, omisiones y pecados que año tras año se ven redimidas por el Redentor del mundo.

Siempre he oído que después del calvario viene la gloria y que no hay gloria sin sufrimiento. El Sábado Santo después de la hora Nona, que viene a ser sobre las tres de la tarde, el obispo acompañado de su clero iba a al Templo. En el atrio, se encontraba el fuego que había sido encendido con una chispa de pedernal. En aquella época no se conocían las cerillas ni mecheros, pues estoy hablando del siglo IX. Cada día antes de Vísperas se encendía las lámparas y cirios con el fuego sacado de la propia naturaleza, porque nada profano había de mezclarse con la sublime majestad del oficio divino, bendiciéndose el fuego, antes de la ceremonia, con una oración.

Aquella costumbre fue cayendo en desuso durante el siglo X pero se conservó en la solemnidad del Sábado Santo, por su particular significado. El fuego nuevo al brotar repentino del pedernal recuerda a Jesús, verdadera Luz del mundo, que escondido bajo la losa del sepulcro, sale resplandeciente del mismo en su gloriosa resurrección.

El simbolismo en todas las religiones es muy importante y como estudioso del tema os hablaré de ello: En el interior del templo se apagaban todas las lámparas para reanimarlas luego al contacto del fuego bendecido. Recordando que a la muerte de Jesucristo una profunda obscuridad cubrió la faz de la tierra y sobre todo que el mundo moral que se hallaba envuelto en las más densas tinieblas; pero con la resurrección del Señor, en la Iglesia renace la fe, los Apóstoles proclaman la divinidad de Jesucristo, y todo hombre recibe el Don inefable de su Luz Divina.

El simbolismo prosigue con la ceremonia. El diácono, servidor del obispo, se reviste en su presencia de la dalmática blanca, anunciando el gozo, y mientras su prelado continúa con la capa morada de los días de penitencia. El diácono, que simbolizando el retorno del sepulcro, entra en la iglesia y anuncia por tres veces a los fieles congregados, con tono más y más elevado el Lumen Chisti: “Ved ahí la luz de Cristo”. Cada vez que entona prende con el fuego nuevo una de las candelas que lleva puestas en una caña, con lo cual parece decir: “Cristianos dad gracias a Dios, pues Cristo acaba de resucitar y os trae la luz con la cual podréis reconocer un solo Dios en tres Personas, como tres son las candelas que forman un solo cuerpo con la caña”.

Dicho fuego nuevo, símbolo de la resurrección, era recibido con veneración por nuestros antepasados y en algunas regiones antes de ir a la iglesia apagaban los hogares y al volver los reanimaban con el fuego nuevo llevado de la Iglesia.

En los escritos de Dom Gueranger (1*) dice que cada año en la Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén si obraba un milagro. Ante el pueblo fiel congregado una de las lámparas que estaba suspendida sobre el sagrado monumento de la victoria de Cristo, se encendía por sí sola. Su llama servía para encender las demás lámparas, cirios de la iglesia y las velas que llevaban los fieles para renovar el fuego en sus casas.

Durante los siglos XI y XII fue el espíritu de recobrar los Santos lugares, como el Santo Sepulcro, lo que llevó al Papa Urbano II a predicar la primera Cruzada, aludiendo al citado milagro como una de las razones por las cuales los pueblos deberían venerar el Santo Sepulcro de Cristo.

El cirio Pascual que es una vela grande de peso y tamaño, representa la figura de Jesús vuelto a la vida. Para que tenga presente el sentido misterioso de aquella luz, el cirio se adorna, como el cuerpo glorioso de Cristo, con cinco cicatrices formadas por los cinco granos de incienso que el diácono clava en la cera en forma de cruz, cantándose el Exúltet, con el cual se anuncia la fiesta de Pascua.

Por muchos años sirvió el cirio pascual de calendario, pues en su misma cera o en tablillas de él suspendidas se escribía la fecha de las festividades móviles dependientes de la Pascua. Era el patriarca de Alejandría, ayudado de sus célebres astrónomos, quienes calculaban la fiesta de Pascua y enviaba al Papa el canon o lista de las fiestas del año. El Papa lo comunicaba a las Iglesias de Occidente y a los Obispos, a falta de impresos, las anunciaban a los fieles por medio del cirio Pascual.
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(1*) Dom Posper, fue abad del priorato benedictino de Solermes (Francia) y fundador de la Congregación de la Orden de San Benito Abad en Francia. Sus escritos permitieron redescubrir el sentido de la liturgia, la fuente del verdadero espíritu cristiano.


Cuenca, 15 de abril de 2017

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico

lunes, 10 de abril de 2017

La última cena de Jesús. Siguiendo con la traición de Judas

Institución de la Santa Eucaristía


Fue en la ÚLTIMA CENA donde se descubrió la traición. Llegaba ya a su fin el mes de Nisán (*) Era la tarde del jueves, pero según el modo de contar el tiempo de los judíos, había ya empezado  en viernes, primer día de los ácimos.

Era el momento de cumplir con los ritos simbólicos de la Pascua.

El Cenáculo estaba dispuesto para recibir a Jesús y a sus discípulos. Todos llegaron al anochecer. Venían de Betania. Sentándose a la mesa los doce alrededor del Maestro, y empezaron a cenar.
Ninguno de los ritos ordenador omitió Aquel que un día dijo a Juan Bautista: “Menester es que cumplas todas las prescripciones de la Ley”.
Tras la primera parte de la cena en que se comía el cordero pascual con pan sin levadura y lechuga silvestre, seguía la otra que era menos ordenada y estaba separada de la primera por la ablución de las manos.

En esta segunda parte de la cena instituyó Jesús el más augusto de los Sacramentos, la Eucaristía, y la más sublime de las dignidades, el sacerdocio.
No traeremos aquí todos los pormenores del relato evangélico, pero sí recordaremos los hechos principales.
“Mis amados apóstoles –dijo el Señor- con vivas ansias deseé comer esta Pascua con vosotros, antes de que padezca”.

En el momento en que el ritual ordenaba a los convidados que se lavasen las manos, Jesús, el Hijo de Dios, a punto de pasar de este mundo al Padre, sabiendo ya que Judas le había vendido, quiso dar a los suyos a quienes tanto amaba, nuevo y supremo testimonio de su amor. Tomó un paño y se lo ciñó a la cintura, vertió agua en un lebrillo y arrodillándose ante sus apóstoles, empezó a lavarles los pies.
Simón Pedro no pudo aguantarlo. Cuando Jesús se llegó a él, exclamó: “¿Ti Señor, tú lavarme a mí los pies?
-No entiendes ahora lo que hago- respondió Jesús con mansedumbre- ; más adelante lo sabrás.
-Jamás toleraré- repuso Pedro- que Tú me laves los pies.
-Si no te lavo los pies, no tendrás parte conmigo.
-¡Oh! Si es así, señor, lávame no solamente los pies, sino las manos y la cabeza.
-No es necesario- insinuó Jesús- El que acaba de lavarse limpio está; sólo necesita lavarse los pies, para limpiar las manchas del viaje. Vosotros, limpios estáis, bien que no todos.
Nuevamente se sentó Jesús a la mesa, afligido estaba visiblemente por la inminente traición de Judas: “En verdad, en verdad os digo, que uno de vosotros me hará traición, y ese tal como conmigo”.
Los discípulos horrorizados se miraban unos a otros, dudando de quién hablaría. “¿Quién es?, dijo Pedro al oído de San Juan. Y Juan, recostándose más sobre el pecho de Jesús, le preguntó: “Señor, ¿Quién es?
-Es aquel a quien Yo daré ahora pan mojado.
No oyeron los demás apóstoles estas palabras: “Señor, ¿seré yo por ventura? También Judas le preguntó: “Señor, ¿soy yo acaso?” “Tú lo has dicho”, le respondió Jesús, como para obligarle a que parase mientes en la gravedad de su pecado. Esta respuesta de Jesús la oyó solamente el traidor y la entendió, pero se obstinó en su culpa.

Teniendo muy presente a su espíritu la inicua traición de Judas, instituyó Jesús el Sacramento por el que se dio a en comida a todos los fieles hasta la consumación de los siglos.

Tomó el pan con sus santa y venerables manos, lo partió y dio a sus discípulos diciendo: “Tomad y comed: esto es mi Cuerpo”.

Tomando asimismo el cáliz. Dio gracias, y se los dio diciendo: “Bebed todos de él: porque ésta es mi Sangre, Sangre del nuevo Testamento, la cual será derramada por muchos para remisión de sus pecados”. Y Añadió: “Haced esto en memoria mía”.

Tales fueron con admirable sencillez e inefable grandeza, la primera comunión y la primera ordenación. La fe y la pereza de corazón tan admirable de los once apóstoles fieles, consolaron algo al Divino Maestro de la infame traición de Judas.

Cuenca, 10 de abril de 2017

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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(*) Nisán: El mes de abril en el Hebreo se le conoce como el mes de Aviv o Nisán. Este mes es el primero del año para los Hebreos y celebran la Pascua (Ex. 12, 1-2) porque fue en una noche del mes de Aviv cuando Dios los sacó de Egipto (Dt. 16, 1).

La traición de Judas


Por desgracia siempre hay un judas en la vida

Muchas veces me he planteado cómo fue capaz Judas de traicionar a Jesús, siendo uno de las personas más cercanas a Él. Siempre pensé que Judas jamás se creyó que Jesús fuera el Mesías, pues mientras otros discípulos lo llamaban “Señor”, Judas siempre se dirigía a Jesús como “Rabí”, esta expresión denota que únicamente lo reconocía como maestro, esta falta de fe en Jesús posiblemente fue uno de los motivos de su traición. Judas tenía muy poca relación personal con Jesús, en los evangelios sinópticos cuando son nombrados los apóstoles siempre Judas es nombra al final de la lista, lo cual indica su relativa falta de relación.
Judas. Figura de la fachada
 de la Catedral de Cuenca
(C) José María Rodríguez González

El único diálogo que albergan los evangelios entre ambos es para reprenderlo después de su reacción motivada por la avaricia, en relación a la acción de María: “Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro, muy caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos… Dice Judas Iscariote… ¿Porqué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres?” (Jn.12, 1-8), cuando Judas niega su traición (Mt. 26, 25) y la traición misma (Lc. 22,48).

Como vemos Judas era consumido por la avaricia y no le importaba, no solo traicionar la confianza de Jesús, si no la de sus condiscípulos como se aprecía en (Jn 12, 5-6). Posiblemente Judas siguió a Jesús por el gran negocio que se avecinaba, por la gran cantidad de seguidores, pudiendo ver el beneficio que suponía las ofrendas hechas para el grupo y el hecho que Judas fuera el encargado de la bolsa del dinero indicaba el interés desmesurado por las riquezas de este mundo (Jn. 13, 29).

Esta reflexión nace de la observación de la obra de Vicente Lampérez en la fachada de la Catedral, en la puerta del Perdón nos dejó la figura del Judas plasmando la traición de la que nunca nos podremos desprender en este mundo.

Cuenca, 10 de abril de 2017.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico

viernes, 7 de abril de 2017

La pasión vista a través de María. Viernes de Dolores


Este Niño será piedra de contradicción: y una espada atravesará tu alma”.

Tomando esa visión tiene la virtud especial de hacer que nos olvidemos de nosotros mismos, reparando en la bondad infinita de Nuestro Señor tiene para con nosotros.

Rejería Catedral de Cuenca. Profecía de Simeón a María
Foto: José María Rodríguez González
Aunque la vida de María haya sido un largo e ininterrumpido martirio, la Iglesia se ha fijado particularmente en siete de los muchos dolores de la Virgen para ponerlos a nuestra devota consideración. Constituyen parte del Oficio en forma de antífonas y son los siete misterios que se han de meditar en el Rosario de los Dolores; a saber: 
- La Profecía de San Simeón. 
- La Huída a Egipto, la pérdida del Niño Jesús. 
- El encuentro de Jesús en la calle de la amargura.
- La crucifixión, 
- La maternidad espiritual.
- El descendimiento de la Cruz. 
- La sepultura del cuerpo de Nuestro Señor. 

Puede asegurarse que son como el compendio misterioso de los otros dolores tan numerosos de María y el tipo de todos los posibles dolores humanos.

A los cuarenta días del nacimiento de Jesús, la feliz madre llevando a su Divino Hijo en los brazos, se dirigió al templo. Un anciano venerable llamado Simeón esperaba al Niño y le proclamó “luz de las naciones y gloria de Israel”. Pero he aquí que repentinamente el anciano cambia el tono y la expresión de su cara y volviéndose a María le dirige estas dolorosas palabras: “Este Niño será piedra de contradicción: y una espada atravesará tu alma”. Era el anuncio de todos los dolores que aguardaban en el porvenir a esta augusta Madre. María se encuentra de repente trasladada en medio de las sombras del Calvario. Angustiada y afligida padece un verdadero suplicio de todos los males juntos que su amor puede imaginar.

¿Puede concebirse algo más doloroso que el estado de un alma que se ve amenazada de una desgracia espantosa, terrible y absolutamente inevitable? La Virgen reveló a Santa Brígida que mientras vivió sobre la tierra ni un solo instante pasó sin que la espada predicha por Simeón no le atravesara el corazón.

Cuenca, viernes, 7 de abril de 2017


José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico

jueves, 6 de abril de 2017

La Pasión vista a través de María

El origen de la devoción a la Virgen de los Dolores


Entre las naciones que se han distinguido en el culto y devoción a la Virgen de los Dolores, destacan Italia y España. En el año 1373, el rey de Portugal Fernando, con los principales caballeros de su corte y casi la totalidad del pueblo, juntamente con los reyes Enrique de Castilla, Pedro IV de Aragón y Juan de Navarra se inscribieron en la Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores.
Virgen de las Angustias. Parroquia Virgen de la Luz
Autor. Luis Marco Pérez.  (C) José María Rodríguez González

Después de la devoción al Santísimo Sacramento, la que el beato Ángel de Acri propagaba más intensamente era la devoción a los dolores de la Virgen. Tenía por costumbre al predicar, erigir un  Calvario a fin de recordar más vivamente al pueblo las verdades que acababa de anunciarles. Ángel de Acri era presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, en 1700 fue ordenado sacerdote en la Catedral de Cassano Jonio. Su vida la dedicó a predicar la Palabra de Dios en un estilo adaptado a la gente sencilla del reino de Nápoles. Fue beatificado en 18 de diciembre de 1825 por el Papa León XII.

Estos ejemplos y otros muchos que pudiera citar prueban claramente que la devoción a la Virgen de los Dolores se ha practicado en todos los tiempos en la Iglesia. Razonable era que la Iglesia escogiera un día en el año para consagrarlo de manera especial a honrar el misterio de los Dolores de María. La piedad popular reclamaba esta fiesta, juzgándola en cierto modo necesaria.

Ya en 1423, Teodorico, arzobispo de Colonia, la instituyó oficialmente en su diócesis por un decreto sinodal con el fin de reparar las ofensas que los husitas habían hecho a la Madre de Dios e sus imágenes.

Benedicto XIII por un breve que data del 22 de agosto del año 1727 la inscribió solemnemente en el ciclo litúrgico de la Iglesia con el nombre de Fiesta de los Siete Dolores de la Bienaventurada Virgen María, señalando su oficio para el viernes que precede al domingo de Ramos. Años más tarde se estableció otra fiesta en memoria de los Dolores de la Virgen, que se celebra el 15 de septiembre.

Esta devoción nos comunica ante todo el espíritu de la Cruz. Mediante las penas de María muchos cristianos se han reconvertido en el amor de Jesucristo. La Pasión vista a través de los ojos de María, tienen la virtud especial de hacer que nos olvidemos de nosotros mismos, reparando en la bondad infinita de Nuestro Señor tiene para con nosotros. Una visión y revisión anticipada de la Semana Santa, semana grande de Cuenca.

En Cuenca por el siglo XIV se veneraba a Ntra. Sra. de los Dolores en el convento anexo a la actual ermita de las Angustias. Con la llegada de los Carmelitas Descalzos se vió la necesidad de independizar la ermita del convento por las continuas visitas que el pueblo de Cuenca hacia a su Virgen.


A finales del siglo XVII se levantó la ermita en la explanada del lado Norte del mencionado paraje. A principio del siglo XVIII se terminó su construcción, por José Martín de Aldehuela, exactamente en el año 1711. Colocándose en su interior a la Virgen de las Angustias, siendo inaugurada en 1756.

Cuenca, 6 de abril de 2017


José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.