domingo, 30 de abril de 2017

1 de Mayo, día del trabajo


San José obrero, las Quinientas y Don Constan

El día uno de mayo celebramos el día del trabajo y al mismo tiempo la festividad de San José. El barrio conquense llamado: “Poblado Obispo Laplana”, conocido popularmente con el nombre de “Las Quinientas” festeja su festividad. El titular de su iglesia es San José Obrero. Este barrio conquense, al que he estado muchos años vinculado, fue un proyecto municipal aprobado el 28 de diciembre de 1956 por el que se aprobaba la construcción de 500 viviendas de tipo social. El Boletín Oficial del Estado publicó subasta de adjudicación el 27 de marzo de 1957 siendo otorgada al constructor Rodolfo Segarra, de la empresa Obras y Construcciones Segarra. El arquitecto director de la obra fue D. Francisco León Meler y el aparejador D. José Luis Ruiz.


El primer párroco fue D. Domingo Muelas y lo sustituyó D. Constantino Carrasco García, conocido por sus feligreses por D. Constan. Llevaba más de cuarenta años como titular de la parroquia cuando falleció, el 6 de agosto de 2015. Ha sido una persona entrañable y servicial durante los muchos años que ha venido ejerciendo como párroco de esta parroquia, al que gratamente dedico este artículo. No había día, ni momento en que me viera, que no preguntara ¿Cómo está tu madre?
Era una persona que se involucraba con las necesidades de sus parroquianos, tanto económicas como familiares, gestionando ayudas de alimentos que destinaba a los más necesitados y si no tenía que dar, él mismo se acercaba a la tienda a comprar alimentos con su propio dinero. Persona digna de ser tenida en cuenta en esta festividad, pues era el “San José” de “Las Quinientas”, es por ello que bien merece unas palabras, de agradecimiento por su dedicación a esta parroquia durante tantos años.
Anteriormente a la festividad de “San José Obrero” se celebraba la festividad de la “Solemnidad de San José” y es la misma que hasta 1911 se celebraba el tercer domingo después de Pascua, con el título de “Patrocinio de San José”.

El Papa Pío XII, el día 1 de mayo del año 1955, instituyó la fiesta de San José Obrero. Con ella se quiso apostar por el entendimiento y la comprensión en el complejo mundo del trabajo. Nada mejor que San José, que en esta vida no lo tuvo nada fácil, para poner bajo su amparo el complicado mundo del trabajador. San José supo lo que era emigrar a otro país, pues tuvo que irse a Egipto; conoció el cansancio del cuerpo por su esfuerzo; sacó adelante su responsabilidad familiar, es decir, vivió como vive otro trabajador y es de esperar que tuviera las mismas dificultades laborales  que tenemos nosotros.

Fue en la época de la industrialización, en el siglo XIX, cuando toma cuerpo la fiesta del trabajo. Los hechos se remontan a finales del siglo XIX en Chicago, cuando miles de emigrantes llegaban en ferrocarril llenando sus calles, gente sin ocupación que llegaron a formar villas humanas que albergaban a miles de trabajadores desocupados venidos de todo el mundo.

En 1968, el presidente Andrew Johnson promulgó la llamada “Ley Ingersoll”, establecimientos la jornada de ocho horas. Al poco tiempo, diecinueve estados sancionaron leyes con jornadas máximas de ocho y diez horas, aunque con cláusulas que permitían aumentar las horas de trabajo entre 14 y 18 horas.

Para que hubiera trabajo para todos los trabajares exigían una jornada de ocho horas en todos los estados. En 1 de mayo de 1886, iniciaron una huelga los trabajadores. Las movilizaciones siguieron dos días más. La única fábrica que trabajó fue la McCormick con trabajadores esquiroles. El día 2, la policía disolvió violentamente una manifestación de más de 50 mil personas y el día 3 se celebró una manifestación a las puertas de la mencionada fábrica. Al sonar las sirenas de aviso de salida de los trabajadores, los concentrados se lanzaron sobre los scabs, comenzando una pelea campal. La policía sin aviso previo procedió a disparar a quemarropa sobre la gente produciendo 6 muertos y centenares de heridos.


A finales de mayo de 1886 varios sectores patronales accedieron a otorgar la jornada de 8 horas. El éxito fue tal que la Federación de Gremios y Uniones Organizadas expresó su júbilo con estas palabras: “Jamás en la historia de este país ha habido un levantamiento tan general entre las masas industriales. El deseo de una disminución de la jornada de trabajo ha impulsado a millones de trabajadores a afiliarse a las organizaciones existentes, cuando hasta ahora habían permanecido indiferentes a la agitación sindical”.

En la actualidad, muchos países rememoran el 1 de Mayo como el origen del movimiento obrero moderno, teniendo un carácter festivo oficial, por ello muchas asociaciones continúan celebrando manifestaciones reivindicando mejoras laborales.

Cuenca, 1 de mayo de 2017

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico



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