lunes, 12 de diciembre de 2022

El pesebre vacío

En esta Navidad busquemos llenar nuestra cuna de amor a los demás.

El domingo en las Petras, viendo el Belén, me encontré con el pesebre del portal vacío y ello me dió por pensar y ha dado pie a este pequeño artículo.
El Niño Dios viene cada año a este mundo a traer el Amor y no estaremos en esa onda mientras nuestro pesebre esté lleno del materialismo que nos acecha y lo aceptamos como parte de nuestra vida.
Portal de Belén del Convento de las Petras en Cuenca
17 de diciembre de 2017

El amor es el principio y fuente de la creación, porque el hombre fue creado por amor y para el amor. Todas nuestras acciones deben de ser encaminadas hacia él. El amor es lo que identifica a la persona porque la capacidad de amar es exclusiva del ser humano.
Tada persona debe de tener como principio fundamental el amor, un amor interior como fuerza permanente y como la meta para vivir, crecer y relacionarse.

En la actualidad hemos olvidado este término y lo hemos sustituido por el egoísmo de la posesión, olvidando el gran principio del amor que es darse a los demás en igual término que a nosotros mismos.
El que realmente ama es aquel que se da totalmente a sí mismo. Esto lleva implícito superar nuestros propios instintos y conquistar así la propia plenitud como persona. 
El hombre es la única criatura que Dios ha amado al enviar a su propio Hijo entre nosotros y el hombre no podrá encontrar su propia plenitud sin entregarse a los demás.
El egoísta es incapaz de amar. La madurez afectiva amplía la capacidad de amar, de salir de uno mismo para alcanzar la plenitud del Amor.

Nos han acostumbrado a creer que todo se puede comprar y vender, eso no es cierto. Hay realidades que no pueden ser ni compradas ni vendidas. El amor es una de ellas, basta un segundo para enamorarse, por que el amor es un regalo del Creador, y es que solo el amor da sentido a la vida, sin esperar nada a cambio. De esta forma es descrito por San Pedro: "El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia, no se irrita, no tiene en cuenta el mal, no se alegra de la injusticia, sino que se alegra con la verdad; todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta" (1 Co. 13, 4-7).

El amar se convierte en el elixir poderoso que provoca respuestas y acciones, creando un estado donde no existe el miedo, ni el temor. Eleva al ser a un nivel de consciencia que le permite experimentar la comprensión, la entrega, sintiendo que se agranda la confianza en sí mismo. El vivir en el Amor llena de buena voluntad a todo aquel que lo abraza, creando en su interior un estado de consciencia elevado para recordar a todo aquel que lo vive, la razón de su Ser.

En esta Navidad busquemos llenar nuestra cuna de amor a los demás, busquemos, como los Reyes Magos, una estrella brillante y especial que nos guíe y hagamos un viaje a Belén en el espíritu, llenando nuestro corazón de sensibilidad y bondad como un regalo hacia los que nos rodean.

Tengamos una  Navidad llena de gozo y de Amor.

Feliz Navidad a todos.

Publicado en Cuenca, 18 de diciembre de 2017

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.



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