sábado, 6 de enero de 2018

¿Qué fueron de los Reyes Magos?


Llevo unos días algo delicados en salud por un catarro, que no sé si es la segunda gripe que paso, pero en estos momentos y tras la medicación que me han dado en urgencias me siento con ánimo de escribir sobre un tema que tal vez nadie se haya preguntado. ¿Qué fueron de los Reyes Magos?

Estos días esperemos regalos suntuosos como esperaban los judíos que fuera su libertador. Llenos de orgullo y voluptuosidad esperaban un Rey terrenal que brillara por sus riquezas y no supieron ver la grandeza en la humildad de un recién nacido en la pura miseria. Sólo las almas con corazón puro supieron ver en el nacido al Salvador del mundo.


Los Reyes Magos, sin  duda alguna, eran las más notables y representativas figuras de sus respectivos pueblos en ciencia y poder. Una tradición muy antigua apunta por Tertuliano y más tarde por San Cipriano, San Juan Crisóstomo, San Agustín y otros santos Padres, nos afirman que eran príncipes o reyes, según reza aquella profecía de que: “Los Reyes de Tarsis y de las Islas traerán sus ofrendas; los Reyes de Arabia y de Sabá ofrendarán sus presentes” (Sal. 72, 10).

¿Después de estos momentos los Reyes Magos regresaron a sus lugares de origen o siguieron juntos? Sabemos por tradiciones antiquísimas que después de la muerte y resurrección de Jesús, el apóstol Tomás, en sus correrías apostólicas por el Oriente encontró a los Reyes Magos y les administró el bautismo. En sus últimos años se consagraron a la conversión de las almas. Según la iglesia griega, les cupo la gloria de dar su sangre por Jesucristo, ofreciéndole entonces un presente más hermoso que el oro, el incienso y la mirra que le ofrecieron en su momento.

Sus reliquias pasaron por diversas ciudades en el siglo XII,  y finamente fueron depositadas en la catedral de Milán, donde permanecieron hasta que el emperador de Alemania, Federico Barbarroja, feroz enemigo del Papa y de Italia, tomó y saqueó la ciudad. Más tarde fueron trasladadas a Colonia, presidiendo el traslado el arzobispo y dando ocasión a que el pueblo manifestara su religiosidad y fervor en todo el recorrido. Permanecieron después bastante tiempo en Villersexel y en el castillo de Grammond y de aquí ya definitivamente fueron trasladadas a la Catedral de Colonia, donde hoy se venera.

Hoy día de los Reyes Mayos os invito a que hagamos una reflexión sobre nosotros mismos, sobre lo que poseemos y lo que no aprovechamos. ¿No seríamos, tal vez, más felices con menos? Sepamos agradecer el amor que nos brindan aquellos que tenemos a nuestro lado.

¡Feliz día de Reyes!

Cuenca, 6 de enero de 2018

José María Rodríguez. Profesor e investigador histórico


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